1810, Romance para títeres de los días de Mayo, de Eva Halac. Música: Gustavo García Mendy y Juan Pablo Greco. Escenografía: Andrés Díaz Mendoza. Títeres: Esteban Derito. Intérpretes: Claudio Rodrigo, Julieta Halac, Javier Pedersoli, Ariel Pérez, Valeria Kleinbort, Pablo Gandolfo y Sergio Falcón. Dirección: Eva Halac. Antiguo Patio de la Manzana de las Luces (al aire libre), Perú 272. Sábados y domingos a las 18. $ 20.
Nuestra opinión: buena
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El Río de la Plata asoma a todo lo ancho del gran retablo. Un velero trae de retorno a Buenos Aires al marinero Ramón apenas iniciado el siglo XIX. Lo esperan los acontecimientos que llevarán a la gesta revolucionaria de Mayo, pero también el encuentro con su primer amor. La gran historia se desarrollará como contexto de la más personal del protagonista, no sólo como marco colectivo, sino también tiñendo las pasiones individuales.
Así, el acaudalado español que es padre de la bella Doña Veleritos se opone al romance de la joven con Ramón por ser criollo y de condición social humilde. Pero a la vez que triunfa la Revolución de Mayo también se emancipa la voluntad de Veleritos por corresponder al amor del marinero.
Patriotas
Entre los fragores de la batalla y las incidencias del incipiente romance pasean su colorida estampa las lavanderas de cadencia musical, el vendedor de velas y un esclavo negro que es liberado con picardía por el Marinero, en un gesto digno de los héroes titiritescos. La directora Eva Halac apela con inteligencia a recursos diversos de la tradición de los retablos para representar las escenas históricas, desde el ingreso rampante de las tropas inglesas en 1806, hasta el duelo entre Beresford y Liniers, desarrollado en el mejor estilo de los títeres de cachiporra.
1810, Romance para títeres de los días de Mayo se sostiene por la historia de la pareja protagonista, con escenas que le dan una entidad de época, como la del baile, en tanto que la trama histórica, siempre vistosa con los grandes muñecos de expresivos rasgos faciales, requiera posiblemente de alguna explicación de los acompañantes de los espectadores más chicos, aún no imbuidos de la épica maya en su versión escolar.
La música en vivo es interpretada a modo de payador por la guitarra de Juan Pablo Greco, en el ámbito abierto del Antiguo Patio enmarcado por las recovas interiores de la histórica Manzana de las Luces. Se genera así un ámbito acorde a la historia que, con su eje sencillo y su ilustración de los acontecimientos clave del relato clásico de la Revolución de Mayo -las Invasiones Inglesas, French y Beruti en la Plaza- no sorprende tanto por su desarrollo dramático como por la belleza y creatividad de su representación.
Por Juan Garff
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